El pasado 12 de diciembre estuvimos en #KOOPtel, una jornada divulgativa organizada por Colaborabora dentro del programa Arbela del Departamento de Promoción Económica de la Diputación de Bizkaia. Fue una jornada en la que poder plantearnos los fundamentos básicos y las recetas para activar los procesos de cooperación.
Fue una mañana intensa, pero de las que sales con un nuevo impulso que hace que te reafirmes en tus creencias más absolutas y que quieras poner en práctica todo lo compartido allí. En mapa desde el principio hemos estado convencidos del valor que supone la cooperación frente a la competencia, de que compartir siempre suma más que resta, de que nuestro alrededor está lleno de conexiones que hacen posibles que los proyectos salgan adelante.
Nos vamos de allí con algunas claves para la realización de un buen #KOOPtel, o por lo menos la inquietud de querer probar algunas recetas de las existentes y ¿por qué no? probar alguna receta propia. Lo importante en esta historia es la actitud, la mentalidad, el ser conscientes de que suma más lo que compartes que lo que te quedas.
Pero antes de ponerse manos a la obra con el recetario tal y como indicaba Ricardo Antón de Colaborabora, es importante cuidar los previos de los procesos colaborativos. El ritual previo a la elaboración del #KOOPtel propiamente dicho es fundamental, sobre todo el cuidado de las personas y las relaciones entre ellas, el conocer los recursos, las sensibilidades, lo que puede aportar cada uno, definir y asumir los roles, y elegir los ingredientes y las herramientas más adecuadas en cada caso. La sintonía y la confianza es fundamental. «Dar lo mejor y conseguir lo que cada uno necesita» es la clave para el éxito de estos procesos.
Por otro lado destacamos algo que dijo Javier Creus de Ideas For Change: «el cambio no consiste en el giro de 180º de unos pocos, sino en un pequeño giro de 7º de todos«. Quizás la misión de unos cuantos visionarios sea la de llevar la delantera y ser los propulsores de esos pequeños giros del colectivo, alguien tiene que empezar a hacer girar el mundo. Nos hacía una invitación muy clara: «hay que dejar de mirar lo que tenemos en el armario. Diseñar para crecer es mirar las estrellas y pintar constelaciones».
No podemos dejar de hablar de la importancia del espacio físico como lugar en el que se producen los encuentros cara a cara. Ane Abarrategi de Ttipi studio estuvo hablando de la influencia del diseño de los espacios de trabajo, tanto los formales como los informales, para favorecer la cooperación entre los ocupantes. Es necesario, tal y como venimos comprobando en nuestros proyectos, involucrar desde el principio a los clientes en el diseño de sus espacios, para lo cual hay que empezar por la reformulación de sus propio programa de necesidades.
Los procesos cooperativos por otro lado son claves para conseguir modelos de autoorganización en las empresas tal y como evidenciaba Diego Soroa (Cuantics). Defendía la importancia de no crear los mejores equipos de trabajo, sino equipos de trabajo motivados, para lo cual las emociones son esenciales. Estos modelos desjerarquizados en los que los propios integrantes son lo que toman la iniciativa y se organizan según intereses y motivaciones, ideas que encajan muy bien con el fundamento de las Cooperativas, dentro del cual nos encontramos nosotros.
Desde Filmatu han realizado un relato de la jornada a través de lo que se iba compartiendo en la mesa de ponencias y en las redes sociales, un ejemplo práctico de lo enriquecedor que resulta la suma de las aportaciones individuales. En este relato han recogido algunas de las cosas que fuimos compartiendo durante la jornada, nos sentimos contentos de formar parte de ello.
Tal y como concluía Ricardo Antón, estamos en un momento en el que buscamos referencias de estos procesos cooperativos en nuestro entorno, pero quizás sea el tiempo de crear nosotros mismos esas referencias que buscamos en otros.
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