¿Quién no se pone para estar en casa la ropa más cómoda, las zapatillas más confortables, aquello con lo que nos sentimos a gusto, relajados y tranquilos? Allí nadie nos puede decir lo que tenemos qué hacer, cómo tenemos que estar, lo que nos gusta y lo que no… es nuestro espacio y todo tiene que estar pensado para disfrutar de él…

Hay ocasiones en las que ese santuario se nos queda pequeño, o no se adapta a la nueva realidad que estamos viviendo, también puede pasar que buscamos conquistar una nueva vivienda y hacerla nuestra… es entonces cuando decidimos que ha llegado el momento de hacer reformas.

Si nos aventuramos en esto solos, puede pasar que la ilusión de imaginar un nuevo espacio se vea empañado por lo dificultoso que resulta definir todos los espacio, pedir presupuestos, controlar los materiales, y todos los problemillas que van surgiendo sobre la marcha.

Si decidimos contar con un profesional lo que puede pasar es que lejos de escuchar lo que queremos nos llene la cabeza con sus proyectos y formalismos y el resultado no sea tan personal como el que perseguíamos.

Nosotros proponemos una arquitectura de andar por casa, una arquitectura con la que nos sintamos cómodos y nos identifiquemos, una arquitectura sencilla, pero personalizada.

Es importante contar con el apoyo de un profesional en esta odisea de las obras. Para que el resultado se parezca a lo que realmente buscamos (que no necesariamente tiene que coincidir con nuestra primera idea, ni lo que presentamos como posible proyecto de reforma), tiene que haber un diálogo previo entre el arquitecto y el cliente, un espacio de colaboración e intercambio de ideas para poder definir el proyecto y ajustarlo y adecuarlo a las necesidades reales que motivaron la decisión de realizar la reforma.